Tanto la tecnología como los ataques cibernéticos avanzan a ritmos vertiginosos. Por ello, la convergencia entre inteligencia artificial (IA) y ciberseguridad se ha convertido en un pilar esencial para proteger y potenciar las operaciones en sectores críticos como el energético, minero e industrial. Durante el CyberDay 2024, organizado por Schneider Electric, expertos analizaron cómo la IA puede ser un aliado estratégico para mitigar riesgos y optimizar procesos, destacando tanto su potencial como sus desafíos.
Enrique Cortés Rello, Director del Hub de Inteligencia Artificial del Tecnológico de Monterrey, abordó con profundidad el impacto de la IA en la ciberseguridad y su relación con conceptos como el Internet de las Cosas (IoT). De acuerdo con el experto, “la IA no solo detecta amenazas, sino que actúa con una velocidad y precisión inalcanzables para los humanos. Es nuestra mejor aliada en un entorno donde los ataques cibernéticos son más rápidos, sofisticados y escalables que nunca”.
IA y ciberseguridad: un campo de batalla digital
La inteligencia artificial ha cambiado las reglas del juego en la ciberseguridad. Los cibercriminales han adoptado herramientas avanzadas de IA para perfeccionar ataques como phishing, malware, ransomware y la explotación de interfaces como las APIs y sistemas embebidos. “Antes, un ataque podía tomar meses de planificación; hoy, con herramientas de IA, los criminales pueden coordinar ataques simultáneos en múltiples vectores con escalabilidad masiva”, señaló Cortés.
El auge del Cybercrime-as-a-Service (CaaS) refleja esta realidad. Organizaciones delictivas, como Fin7 o Lazarus, han profesionalizado sus operaciones, centrándose en objetivos específicos como bancos, hospitales y gobiernos. Según Cortés, “estas organizaciones operan como empresas multinacionales, con roles bien definidos que van desde la ingeniería social hasta la monetización de datos robados”.
IA: el escudo de los buenos
A pesar de los riesgos, la inteligencia artificial ofrece herramientas poderosas para contrarrestar las amenazas. Entre las principales capacidades que aporta se encuentran:
- Detección de riesgos temprana: La IA puede analizar cantidades masivas de datos para identificar patrones anómalos, lo que facilita la detección proactiva de amenazas antes de que se materialicen.
- Análisis de comportamiento: Desde detectar actividades sospechosas en redes industriales hasta identificar comportamientos inusuales en usuarios, estas tecnologías mejoran la capacidad de respuesta.
- Neutralización de malware: Al analizar el tráfico y comportamiento de sistemas infectados, la IA permite respuestas más rápidas y efectivas ante incidentes.
Cortés enfatizó: “Un sistema inteligente no solo responde a amenazas conocidas, sino que aprende de ellas para anticipar futuros ataques cibernéticos”.
Riesgos asociados a la IA
A pesar de su potencial, la implementación de la inteligencia artificial no está exenta de desafíos. Entre los riesgos más destacados se encuentran:
- Falta de transparencia: Muchos modelos de IA son complejos y funcionan como una “caja negra”, dificultando su interpretación.
- Sesgos en los datos: Si los datos de entrenamiento están sesgados, la IA puede perpetuar discriminaciones, como en procesos de selección de personal.
- Propiedad intelectual: La protección de los algoritmos y datos sigue siendo un tema pendiente en muchas industrias.
- Deepfakes y fraude: Las tecnologías de IA permiten crear contenidos falsificados que pueden ser utilizados para desinformar o extorsionar.
“Es fundamental abordar estos problemas desde un marco ético, ya que actualmente no existe una regulación clara que cubra el uso de la inteligencia artificial”, destacó Cortés.
Casos prácticos en la industria
En el sectores como el industrial, energético y minero, la IA se está utilizando para optimizar procesos, desde la gestión de datos en tiempo real hasta la detección de anomalías en operaciones críticas. Schneider Electric, por ejemplo, ha desarrollado soluciones que integran hardware y software con servicios de monitoreo en la nube. De acuerdo con Samuel Díaz, representante de la compañía, “nuestro portafolio ofrece una arquitectura escalable que protege desde sensores hasta redes completas, asegurando que cada punto esté blindado contra ataques cibernéticos”.
Un caso paradigmático es el uso de sensores inteligentes en instalaciones industriales. Estos dispositivos no solo recopilan datos, sino que trabajan en conjunto con algoritmos de IA para predecir fallas y mejorar la eficiencia operativa. Sin embargo, Cortés advirtió: “Los sistemas conectados son un arma de doble filo. Si no se protege adecuadamente cada componente, desde el sensor hasta el servidor, los riesgos se multiplican”.
El futuro: IA embebida y cómputo cuántico
El futuro de la inteligencia artificial y la ciberseguridad promete avances revolucionarios. Cortés anticipó el uso masivo de interfaces basadas en voz y texto, así como agentes proactivos que anticipen necesidades, incluso previo a que los usuarios las perciban. Además, combinaciones como el aprendizaje automático (ML) y el cómputo cuántico abrirán nuevas posibilidades, aunque también plantearán riesgos.
“El cómputo cuántico tiene el potencial de romper los sistemas de encriptación actuales, lo que obligará a replantear cómo protegemos la información en los próximos diez años”, subrayó Cortés.
La convergencia de inteligencia artificial y ciberseguridad es tanto una oportunidad como un desafío para los sectores energético, minero e industrial en México. Adoptar estas tecnologías no es opcional, sino imperativo para competir en un entorno cada vez más digitalizado. No obstante, como concluyó Enrique Cortés Rello: “La tecnología por sí sola no basta; es necesario combinarla con estrategias claras, ética y una comprensión profunda de los riesgos y beneficios que implica”.
Con este panorama, el llamado a la acción es claro: invertir en soluciones integrales, formar equipos multidisciplinarios y mantenerse al día con las tendencias emergentes en inteligencia artificial y ciberseguridad. Solo así las empresas podrán protegerse y prosperar en un mundo cada vez más interconectado.